Lisboa en un dia

que_ver_en_un_dia_en_lisboa

En un día podemos conocer los principales puntos de la capital portuguesa: museos, monumentos y espléndidas vistas.

Primero, la veremos desde arriba. Desde las murallas del Castillo de San Jorge se divisa toda la ciudad, las colinas, el Tajo y los tejados. Lisboa se muestra pacífica desde la cima de este reducto conquistado a los moros por el primer rey portugués en 1147.

Descendiendo la ladera a pie, cogemos el tranvía 28 en el mirador de Portas do Sol, pasando, y parando, en la catedral, de estilo románico, situada en el espacio que, en tiempos, ocupaba una mezquita. Además de la iglesia, se puede visitar el Museo del Tesoro y los claustros. Retomando el recorrido del 28, llegamos a Baixa, que se puede conocer a pie, subiendo en dirección a Chiado. Es momento de aprovechar para comer. En una terraza o en un restaurante más refinado, la oferta es grande y muy variada.

Por la tarde seguimos el sol, siempre hacia el oeste. Reservamos algo de tiempo para ver el Museo Nacional de Arte Antiguo, uno de los más importantes del país, con una notable colección de escultura, orfebrería y pintura portuguesa y europea de los siglos XIV a XIX, en la que destacan los Paneles de San Vicente. La ruta de los museos sigue en Belém, en el Museo de los Coches, para ver una colección única en el mundo, que incluye vehículos utilizados por la corte portuguesa y por las cortes europeas.

Seguimos con el imponente Monasterio de los Jerónimos. Catalogado como Patrimonio de la Humanidad desde 1983, es un verdadero libro de piedra sobre el periodo de oro de la Historia de Portugal. Después de observar minuciosamente el pórtico sur, merece la pena visitar los claustros y la iglesia, donde se encuentran sepultados Luís de Camões y Vasco de Gama.

En el límite occidental de la Praça do Império, un imponente edificio moderno llama nuestra atención. Se trata del Centro Cultural de Belém, destacada presencia en el panorama cultural de la ciudad con un interesante programa de espectáculos. Allí se encuentra el Museo Berardo y su colección de arte contemporáneo.

Al final del día, cuando cae el sol, vamos hasta la Torre de Belém, la fortaleza erguida en el siglo XVI con la intención de defender la entrada del Tajo de los ataques por vía marítima, aunque sus elaborados adornos la hacen parecer más un manual de estilo manuelino que una estructura militar.

El paseo puede terminar en Belém o, si volvemos al centro histórico, en Bairro Alto, uno de los lugares más animados de la ciudad con una buena oferta de restaurantes, bares y discotecas.