En este pequeño restaurante que puede pasar desapercibido entre tantos lugares, se pueden probar algunos de los mejores platos de la gastronomía local. Comida tradicional portuguesa, a precios excelentes y con la mejor sazón.
Se trata de un local bastante pequeño, en un callejón al que generalmente se llega por la recomendación de algún local que sabe y conoce la ciudad. Auténtica comida casera, mientras comes ves a la cocinera por una ventana.
Si no te importa la presentación del plato pero sí te interesa más el sabor y la atención al cliente, este es tu restaurante. Merece la pena ir temprano pues se llena, hay casi siempre cola y no hacen reservas!.
El restaurante
En el comedor hay algunos relojes, todos ellos pertenecientes a D. Américo Fernandes, quien está al frente del establecimiento desde 1988, habiéndolo adquirido a la familia gallega que lo creó en 1930.
Pero el tema dominante son las barricas de vino, por una sencilla razón: el padre de Américo era tonelero en Castro de Aire. y le gusta tallar madera y usarla. En el comedor encontrarás a su hija Carla a cargo del rápido y afable servicio y en la cocina está su esposa Judite, quien tiene una mano en toda la comida que se sirve.
La experiencia
Gran trato por el personal del establecimiento, que fueron muy amables e intentaron hablarnos en castellano y nosotros intentamos hablarles un poco en Portugués.
Típico restaurante de cada ciudad en el que hay cola siempre, pero merece la pena. Raciones abundantes, rico y muy barato. Lo único que no tienen para tarjeta pero hay un cajero al lado por si no tienes efectivo.
INFO
- Tv. do Forno 23, 1150-193 Lisboa, Portugal
- abierto de 12:00–15:30, 19:00–22:00 hs (domingos cerrado)
- +351213464704